La Mpox, también conocida como viruela del mono, es una enfermedad viral zoonótica causada por el Monkeypox virus, un agente relacionado con el virus de la viruela humana. Fue identificada por primera vez en 1958 en colonias de monos en laboratorio.
Los síntomas comunes incluyen fiebre, dolores musculares, fatiga, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel, que pueden convertirse en pústulas. La enfermedad suele ser autolimitada y los síntomas suelen desaparecer en unas pocas semanas, aunque en personas inmunodeprimidas pueden presentarse complicaciones graves.
El virus se transmite sobre todo mediante contacto directo con fluidos corporales, lesiones cutáneas o gotículas respiratorias de una persona infectada. En los brotes recientes, la transmisión por vía sexual ha sido destacada como uno de los factores más comunes. Las personas vacunadas previamente contra la viruela humana tienen cierta protección, pero la mayoría de los menores de 40 años no han recibido esa vacuna.
Aunque la viruela del mono raramente es letal, su propagación global en 2022 y 2023 llevó a la OMS a declarar una emergencia sanitaria internacional debido al aumento de casos fuera de las regiones endémicas de África. En 2024, la OMS ha vuelto a decretar la emergencia sanitaria internacional, y en España, la preocupación sigue latente tras registrar 264 nuevos casos, siendo el país con más contagios en Europa, representando un tercio de los casos reportados en todo el continente. Según el Ministerio de Sanidad, el 88.7% de los casos recientes no estaban vacunados o desconocían su estado vacunal, y solo la mitad de las 40.610 personas vacunadas ha completado la pauta recomendada, lo que ha generado advertencias sobre la importancia de recibir la segunda dosis.
El brote afecta mayormente a hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, siendo esta la vía principal de transmisión en un 80% de los casos. La edad promedio de los infectados es de 37 años, y la mayoría presenta síntomas como fiebre, fatiga y erupciones anogenitales. A pesar de los esfuerzos de vacunación, la cobertura incompleta y el riesgo de que los síntomas se oculten debido a la vacunación parcial preocupan a las autoridades sanitarias.